La creación de la atemporalidad: Martin von Freeden habla sobre el diseño de V-ZUG

Person works on architectural plans on a table with pens and modern design.

El hecho de que un producto V-ZUG parezca, realmente, de V-ZUG se lo debemos, en gran parte, a Martin von Freeden, el diseñador que hay tras el aspecto y el tacto característicos de muchos productos, en especial de la icónica Excellence Line. Este argentino de nacimiento, que ahora vive en Zug, lidera un equipo de diseñadores industriales y especialistas en experiencia de usuario con una visión clara de lo que significa el diseño para la empresa, y no tiene miedo de definir la belleza como una función más.

Man in black shirt in front of blurred background

Nacido en Argentina de madre suiza y padre alemán, Martin von Freeden estudió Diseño Industrial en la Universidad de Buenos Aires y en Europa. Tras completar sus estudios, se trasladó a Suiza, donde trabajó para start-ups y empresas en el sector de los electrodomésticos, antes de unirse a V-ZUG en 2016. Actualmente, ejerce el cargo de jefe de diseño de la empresa.

¿Recuerdas cuándo fuiste consciente de que el diseño iba a ser el trabajo de tu vida?

Creo que todo empezó cuando era niño. Me encantaban las maquetas y siempre estaba construyendo algo, ya fueran aviones, coches, motos o barcos. Incluso creaba mis propios diseños, hacía aviones con madera de balsa y les montaba componentes eléctricos, controles remoto y motores. En el colegio, me apasionaban las asignaturas de arte y solía hacer dibujos que me encargaban mis compañeros de clase. A pesar de matricularme en un plan de estudios de administración de empresas en la universidad, seguía soñando con el diseño. Y no fue hasta volver de un viaje por Europa cuando por fin hice el cambio y empecé a estudiar Diseño Industrial. 

Recibiste formación académica como diseñador industrial. ¿Cuáles son las lecciones más valiosas que aprendiste durante aquel tiempo? 

Abordar las cosas de manera diferente y pensar con originalidad. Por ejemplo, si tienes que rediseñar una botella, no empieces por la botella en sí. En vez de eso, empieza por las necesidades básicas: piensa si se trata de un recipiente para agua o un medio de transporte para llevar algo de un punto a otro. Esta manera de pensar suele llevar a soluciones totalmente nuevas, algo que es esencial para un diseñador. Otra valiosa lección que aprendí es la importancia de la narrativa: cada producto debería tener una historia detrás.

¿Tu formación enfatizaba las competencias técnicas, la creatividad o una mezcla equilibrada de ambas? ¿Cómo ha moldeado eso tu perspectiva? 

Fue una mezcla de ambas. Cuando comencé a diseñar, empecé a preguntarme cuáles eran las necesidades de los clientes, y entonces, esbocé las ideas. Así que yo diría que mi enfoque es creativo y también técnico. Intento tener una mente abierta y pensar, al mismo tiempo, en la implementación, los costes o la viabilidad.

¿Qué cualidades debe tener un buen diseñador?

Sobre todo, pasión. Aunque esto es aplicable a cualquier profesión, porque tienes que amar realmente lo que haces, puesto que lo vas a hacer durante mucho tiempo. Y la curiosidad es igual de importante. Tienes que estar al día de lo que pasa en el mundo en cuanto a la historia, el ámbito social, las finanzas, la moda, el diseño de muebles... En fin, todo.  

Estudiaste en Buenos Aires y, luego, te mudaste a Suiza. ¿Qué diferencias ves en estos dos países desde el punto de vista del diseño? ¿Crees que esta inusual combinación ha influido en tu enfoque?

Me gusta decir que soy producto de ambos mundos, porque los dos han moldeado mi mentalidad y personalidad de manera significativa. En Argentina, la filosofía del diseño es bastante similar a lo que se aprende en el Politecnico di Milano; es algo más emocional, bastante centrado en la estética. En Suiza, el enfoque es más racional, más limpio y cercano a los principios Bauhaus, aunque Bauhaus haya influido en todos los movimientos de diseño. El diseño sureño es más rebelde y menos perfeccionista, y me encanta jugar con estas dos influencias. Cuando me uní a V-ZUG, traía conmigo el énfasis por la belleza. Y a menudo digo que la belleza es una función. La belleza y la emoción son esenciales.

Person with glass object in front of light curtain

«El diseño atemporal llega con la reducción: menos piezas y menos pasos de producción, formas más simples, una paleta limitada de colores y materiales, elementos gráficos mínimos. Aquí, menos es más». Martin von Freeden

¿Quiénes han sido tu mayor inspiración o mentores en el mundo del diseño? 

Dieter Rams, el que más. En el diseño de automóviles, Giorgetto Giugiaro está entre los más grandes, junto con Marcello Gandini y Flaminio Bertoni. Giugiaro creó muchas obras maestras de diseño industrial, incluyendo el Volkswagen Golf y el Fiat Panda, incluso salvó a una empresa con sus ideas, lo cual es asombroso. Y también tenemos a Achille Castiglioni, Charles y Ray Eames, Zumthor y Max Bill. Y, por supuesto, a Jony Ive de Apple. También admiro a diseñadores de moda, en particular a Yohji Yamamoto.

Con frecuencia mencionas a Dieter Rams. ¿Hay algún principio de diseño o idea que aprendieras en los inicios de tu profesión en los que aún confíes? 

Sí, su lema «Menos, pero mejor» está totalmente alineado con la filosofía de V-ZUG. Uno de mis principios guía es crear valor para los clientes, diseñando productos que les proporcionen una satisfacción a largo plazo, algo que puedan apreciar cada día y cuya posesión les enorgullezca. Hace poco compré un sofá nuevo y de verdad que no hay ninguna diferencia sustancial entre un sofá feo y uno bonito. Los dos tienen su estructura y están tapizados en tela, pero el enfoque que hay detrás de ambos es totalmente diferente. 

Para ti, ¿qué hace que un diseño sea atemporal y emocionalmente atractivo? 

El diseño atemporal llega con la reducción: menos piezas y menos pasos de producción, formas más simples, una paleta limitada de colores y materiales, elementos gráficos mínimos. Aquí, menos es más. La facilidad de uso también es crucial. Si algo es demasiado complejo, la gente suele dejarlo rápidamente. Para que un producto sea emocionalmente atractivo, tiene que ser bello. La belleza viene con la calidad del material, sus acabados, sus formas delicadas y de una interfaz de usuario bien diseñada. Nuestros hornos, por ejemplo, son atemporales y también emocionalmente atractivos porque se centran en los materiales, la construcción y los detalles, como los tiradores y el Slider. Gracias a la interfaz de usuario, la interacción es fluida, nosotros lo llamamos el «disfrute de uso».

¿Cómo llegaste a V-ZUG, qué te atrajo de la empresa? 

Me uní a la empresa hace nueve años. Antes de eso, estuve trabajando en estudios de diseño y en start-ups de diseño e ingeniería. Mi primer trabajo en Sudamérica fue para una empresa de electrodomésticos parecida a V-ZUG. Mi intención nunca fue trabajar para una gran empresa, pero V-ZUG tiene el tamaño perfecto, ni demasiado grande ni demasiado pequeña. Es una marca extraordinaria con unos valores sólidos: precisión suiza, sensibilidad estética y calidad excepcional. También me atrajo su estrategia de expansión internacional y la modernización de la marca en Suiza, transformando ese nombre tan conocido en su mercado local en una marca de presencia global. Pero por encima de todo tengo que mencionar al equipo. Disfruto, particularmente, colaborando con mis colegas de todas las disciplinas —gestión de productos, ingeniería, producción, laboratorios de ensayo, software, ventas y marketing— a la hora de encontrar las mejores soluciones para nuestros clientes. 

¿Cómo equilibras los aspectos creativos y estratégicos de tu cargo? 

Adopto distintas perspectivas, como en el método descrito en «Seis sombreros para pensar» de Edward De Bono, alternando entre la creatividad, la producción, los negocios y el marketing. También participo en debates con distintos equipos y tengo en cuenta diversos puntos de vista, y esto también me ayuda a encontrar el equilibrio adecuado.

¿En qué medida crees que tu personalidad se ve reflejada en los productos de V-ZUG? 

Pienso un montón en esto. Tenemos la historia de la empresa, las directrices y su identidad establecida, claro, pero estoy convencido de que si hubiera otra persona ocupando mi cargo, el diseño sería diferente. Veamos el caso de Louis Vuitton, por ejemplo: la marca es la misma, aunque el estilo de Virgil Abloh se distingue del de Pharrell. Puede ser un reducido porcentaje, pero marca la diferencia. Creo que el 80 % del diseño viene del ADN de la empresa, mientras que el 20 % restante refleja el toque personal de los directores de arte.

¿Cómo crees que evolucionará el diseño del sector de los electrodomésticos en la próxima década? 

El primer cambio principal será la sostenibilidad en todos los niveles. Da igual lo que digan, yo creo que es crucial. Las empresas pueden reducir las emisiones, replantearse la producción lineal y transformarla en circular, como estamos haciendo nosotros en V-ZUG. El segundo cambio es la inteligencia artificial. En este momento, precisamente, es una palabra de moda, pero no creo que sea algo efímero. Nosotros ya estamos usando la IA en nuestro trabajo, porque aporta un enorme valor cada día. El siguiente paso es saber cómo puede hacer lo mismo para nuestros clientes y facilitarles la vida.

¿Qué crees que seguirá igual en el diseño, a pesar de los cambios en la tecnología o las tendencias? 

Una dirección clara del diseño, la certeza del destino al que nos dirigimos. Un diseño para el horno, uno para el steamer, otro para la lavadora y otro para el frigorífico. Con variaciones, claro está, pero siempre dentro de un idioma de diseño único y cohesivo en todas las categorías. Es la bala de oro: un solo disparo, pero el correcto. Hay pocas empresas que lo logren. Puede parecer sencillo, pero mantener la coherencia conlleva un gran esfuerzo. Aunque yo creo que, gracias a un buen trabajo en equipo y a una visión empresarial clara, lo estamos consiguiendo.