En la cocina de Dominik Hartmann

Modern restaurant interior with a view of a snowy winter landscape through large windows.

30 años, 17 puntos Gault-Millau, 2 estrellas Michelin. Estos son los números afortunados de Dominik Hartmann, niño prodigio en el nuevo panorama de la alta cocina suiza. En el 2022, su restaurante Magdalena ―con sede en Rickenbach― se pasó a la cocina vegetariana, convirtiéndose así en el primer restaurante europeo de dos estrellas en emprender esta transición. La carta original es «cruda, rústica y regional», y no hace falta mirar el calendario para paladear su alimento estrella: el pan, fresco cada día.

¿Cuándo y cómo iniciaste tu carrera? 

Empecé en el 2008 en un pequeño restaurante cerca de Rickenbach. Tenía 16 años. Hice el aprendizaje allí durante tres años; luego, trabajé en la sección de pastelería del restaurante de una estación de esquí. Después de eso, fui a Schloss Schauenstein para trabajar con Andreas Caminada. Posteriormente, estuve en Zúrich con Fabian Fuchs, en EquiTable, un restaurante de una estrella Michelin con 17 puntos Gault-Millau: solo estábamos los dos en la cocina. Y, finalmente, en el 2020 abrimos el Magdalena.

Que está emplazado en tu pueblo natal, Rickenbach. ¿Sientes apego a la tierra donde creciste? 

Sí. Me dio mucha alegría volver a casa. Además, conocemos a mucha gente aquí, especialmente a los proveedores locales.

Cuando tuviste que elegir un lugar para tu restaurante, te apropiaste de una antigua taberna y la reconstruiste por completo. ¿Qué tenías en mente cuando iniciaste la reconstrucción?  

Me gustan las vistas a los lagos y las montañas, así que me aseguré de que las ventanas fueran grandes. También me gusta el diseño nórdico, que es muy esencial y se centra en los pequeños detalles. Y me gusta el hormigón, pero al final decidimos mantener algunos elementos de madera del restaurante anterior.

¿Qué tipo de ambiente quieres crear en tu restaurante? 

Me agrada que los huéspedes se sientan como en casa. Pocas mesas, todo seleccionado y música tecno suave reproduciéndose en el fondo.

Trabajando con mi mujer y mi mejor amigo del colegio. ¿Cómo es trabajar con la familia? 

Es bonito trabajar con personas a las que estimas. Disfrutamos del trabajo, nos ayudamos mutuamente, lo pasamos bien. Incluso en la cocina, me gusta cuando hay buen rollo: el personal es joven y hacemos cosas juntos hasta en nuestros días libres, por lo que a veces ni sentimos que estamos trabajando.

Man in a professional kitchen preparing a dish.

Dominik Hartmann nació y se crio en Rickenbach, cerca de Schwyz. En esta misma localidad dirige el restaurante Magdalena, junto con su mujer Adriana Hartmann y su amigo Marco Appert. Tras formarse en pastelería y confitería, perfeccionó sus habilidades bajo la batuta de los distinguidos chefs suizos Andreas Caminada y Fabian Fuchs. En el 2021, a los 29 años de edad y tan solo ocho meses tras la apertura de su restaurante, la guía Gault-Millau le otorgó 17 puntos, y la Michelin, dos estrellas.

¿Cómo compaginas el trabajo con la vida personal? 

Creo que hemos logrado un buen equilibrio: trabajamos cuatro días y libramos tres. Es vital tener tiempo suficiente para estar con los peques, quedar con amigos, salir a descubrir restaurantes y bares nuevos. El deporte también es fundamental: yo hago kitesurf en el lago y me he dado cuenta de que pasar tiempo en la naturaleza me hace sentir muy bien.

¿Qué cocinas cuando estás en casa?  

Cosas sencillitas, como pasta con una buena salsa de tomate, que es uno de mis platos favoritos. A mis hijos les encanta también.  

¿Por qué decidiste cambiar a la cocina vegetariana?  

Desde el principio decidimos centrarnos en la cocina vegetariana. De hecho, solo teníamos dos platos que no eran vegetarianos. Al cabo de un tiempo, introdujimos un sabroso plato de champiñones y, más adelante, un milhojas de chirivía, y todos coincidimos en que estaban mucho más ricos que los platos no vegetarianos. ¡Y aquí estamos! Me parece mucho más interesante trabajar con verduras y productos vegetarianos. 

¿Cómo reaccionaron tus clientes a ese cambio?  

Algunos huéspedes se sorprenden cuando se percatan de que el plato principal solo lleva verduras. Pero he de admitir que son muy abiertos de mente y les gusta nuestro concepto. 

Según tengo entendido, te informas mucho sobre las verduras y frutas fermentadas. ¿Qué es lo que te resulta interesante?  

En mi opinión, pueden aportar más potencia e intensidad al plato. Echamos un chorrito de zumo vegetal fermentado en las salsas o los platos para darles un punto de sal o acidez, o simplemente más complejidad. Considero muy interesante traer estos sabores a nuestra cocina. Aprendí a controlar la fermentación mientras trabajaba en Zúrich. Posteriormente, leí el libro sobre fermentación de los chicos de Noma [The Noma Guide to Fermentation, de David Zilber y René Redzepi, 2018], pero lo suyo es aprender a base de práctica: a veces funciona y a veces no, pero siempre es interesante.

¿Cuál es el producto fermentado del que más orgulloso estás? 

Un zumo de tomate fermentado con un poco de frambuesa y albahaca en su interior. Está de vicio. Lo utilizamos para crear un plato de verano.  

También investigas sobre panadería y pastelería. ¿Cuándo y por qué decidiste abrir una panadería? 

El pan y las pastas es por donde empecé. En el restaurante siempre servimos el pan Magdalena: lo hacemos nosotros mismos con masa madre y patatas de montaña del valle de Albula. A los huéspedes les gustó tanto que decidimos abrir un restaurante temporal de pan y cruasanes. Encuentro gran inspiración en Instagram: sigo muchas panaderías de Copenhague y al maestro pastelero Cédric Grolet de París.  

¿Y qué me dices de la selección de vinos?  

Mi amigo Marco y mi mujer, Adriana, se encargan de eso. Y los chicos del servicio también le ponen mucho entusiasmo. Siempre estamos buscando cosas nuevas. En este momento nos interesan los vinos naturales.  

​​​Si tuvieras que ser famoso por una sola receta, ¿cuál sería?  

Nuestro pan. Está riquísimo: crujiente por fuera y muy húmedo por dentro.

«Me gusta cuando hay buen rollo: el personal es joven y hacemos cosas juntos hasta en nuestros días libres, por lo que a veces ni sentimos que estamos trabajando».

¿Cómo te sientes habiendo conseguido dos estrellas Michelin a los 30 años?  

Nos quedamos boquiabiertos porque apenas habíamos abierto ocho meses antes. También nos sentimos orgullosos y felices por todo el equipo: ponen mucho ahínco en todo lo que hacen. Cuando volvimos a abrir tras haber recibido las estrellas, sentimos mucha presión porque pensábamos que los huéspedes podrían tener las expectativas más altas.  

V-ZUG es tu aliado en la cocina: ambos compartís un firme compromiso con la pasión y la perfección. ¿Qué aparatos tenéis y cómo facilitan vuestro trabajo?

Utilizamos el horno combi a diario. Es perfecto. Con él, la calidad de los productos que horneamos es siempre la misma, siempre quedan igual de ricos, así que es una delicia trabajar con este tipo de producto.  

¿Qué hay en el menú de hoy?  

¡Un montón de verduras! Tenemos un plato de repollo, yema de huevo y trufas negras. Uno que me gusta especialmente es la cebolla estofada con caldo de cebolla, un toque de aceite de hierbas aromáticas y puré de cebolla; no nos gusta meter demasiados sabores en un mismo plato, y este es supersencillo y sabroso. El primer plato es muy fresco, con aguaturmas, y el principal tiene una base de remolacha; fue nuestro plato estrella cuando abrimos y prepararlo lleva más de 24 horas. El postre está hecho con naranjas sanguinas y chocolate suizo.

Pickled lemons with spices and bay leaves in a jar on a wooden table. A hand adds spices.

Hay miles de productos fermentados en el mundo, y cada tradición culinaria tiene su propio estilo. Desde la cerveza y el vino hasta el pan, pasando por el queso, el yogur, el chucrut y el kimchi. Su punto en común es el proceso metabólico que experimentan, en el que las enzimas provocan cambios químicos en las moléculas de los alimentos, produciendo un sabor único y, a veces, extraordinario. Estos son los favoritos de Dominik Hartmann.

KOMBUCHA CLÁSICA 

La kombucha, una bebida gaseosa y agridulce a base de té, es un clásico contemporáneo. En realidad, es bastante fácil de hacer, probando diferentes sabores y combinaciones para elaborar una bebida agradable y refrescante. 

ZUMO DE TOMATE FERMENTADO CON FRAMBUESAS 

En este producto, simplemente se fermentan con sal el zumo de tomate y las frambuesas. A través de la fermentación, el zumo se intensifica y adquiere una agradable nota afrutada y agria. 

LIMONES SALADOS 

Los limones se fermentan con especias y sal. Tras aproximadamente dos semanas en la cocina o en el estante de madera del restaurante, reposan unos meses en la nevera. 

PAN «MAGDI» (MAGDALENA) 

La masa madre para el icónico «pan Magdi» se fermenta durante 12 horas antes de hacer la masa. Luego, se deja 24 horas en el refrigerador antes de hornearse.