Hace lo que es para muchos el trabajo de sus sueños. ¿Cómo se inicia alguien en el periodismo de viajes?
Empecé en Condé Nast Traveller, en Nueva York, en los años noventa. Fue uno de mis primeros trabajos. Era la más joven del equipo en el departamento de fotografía. En ese momento no sabía nada de fotografía ni de viajes, pero sabía lo que me gustaba y aprendí mucho en el trabajo, ya que me encargué de todas las reuniones relacionadas con los portafolios de los fotógrafos en persona. Esto fue antes de internet; no había páginas web. Los fotógrafos dejaban sus portafolios un miércoles y volvían a recogerlos y a reunirse con nosotros un viernes. En aquella época, fotografiábamos con los grandes: Helmut Newton, David LaChapelle, Philip-Lorca diCorcia. Me reunía con los fotógrafos más jóvenes que trataban de abrirse camino en la revista, algo realmente difícil. Me sentaba con ellos y les pedía que me hablaran de los lugares que habían fotografiado, de cómo eran en la vida real.
¿Qué sintió al acabar como directora creativa de Condé Nast Traveller?
Muchas veces me sentía frustrada porque seguíamos un sistema tradicional, cuando sabía que había historias increíbles que no se estaban contando. Desarrollé mi propia forma de entrevistar a los fotógrafos cuando volvían de realizar sus encargos y de escribir a continuación las historias de sus experiencias. No me importaba tanto la belleza de la escritura. Buscaba grandes historias. Conforme se ha ido agotando el dinero de las publicaciones y hay menos presupuesto para enviar escritores a todas partes, mi inusual método se ha vuelto más popular. Podemos entrevistar a los fotógrafos y convertir sus relatos en algo hermoso.
Cuénteme por qué lanzó Yolo y cómo está posicionada en el mercado.
Lancé Yolo para celebrar los viajes con un enfoque más holístico. Por aquel entonces, conocía a muchos fotógrafos y sabía que tenían grandes obras sin publicar. Encargábamos a alguien que fotografiara algún lugar, pero solo publicábamos una fracción de lo que había capturado durante su viaje. Yolo trata de las ganas de viajar, no de la industria del turismo. Su enfoque, más que prescriptivo, es sugerente. Con ello esperamos que sea más convincente. La combinación de medios digitales e impresos ofrece la oportunidad de crear algo que parezca vivo, y no solo algo que queda registrado o documentado. Todavía estamos aprendiendo cómo los medios digitales pueden mejorar la experiencia del viaje. Es un panorama en constante evolución que me parece apasionante.