Hola, Zizi. ¿Qué hay en el menú de hoy?
Todos los días tenemos verduras de temporada. En este momento tenemos remolachas, zanahorias, patatas y coles. Todo esto sobrevive al invierno en Suiza. Es bueno para la creatividad.
¿Cómo decidiste ceñirte a la comida regional?
Podríamos traer cualquier cosa de cualquier parte del mundo, como fruta de la pasión o piñas, pero decidimos no hacerlo. Me gusta mucho saber quién cultiva nuestros productos. A algunos de nuestros proveedores los conocemos desde hace tiempo, a otros nos los recomienda alguien de confianza, otros llaman a nuestra puerta para mostrarnos lo que tienen. También está Alessandro, mi ayudante de cocina, a quien le gusta dar largos paseos en bicicleta: a veces ve una granja en algún lugar, se detiene a echar un vistazo y acaba estableciendo una conexión.
Tus socios y tú abristeis Kle en enero de 2020, justo antes del inicio de la pandemia en Europa. ¿Eso complicó las cosas?
Cuando haces un plan de negocio no esperas que haya una pandemia. Así que, sí, fue un shock, pero también nos dio la oportunidad de averiguar lo que realmente queríamos hacer. Por suerte, en Suiza recibimos mucho apoyo financiero, así que aprovechamos ese tiempo para reelaborar nuestro menú basándonos en los comentarios que habíamos recibido de los clientes durante nuestros primeros meses de apertura. Parece que hemos alcanzado cierta estabilidad, pero tardaremos un tiempo en volver a la normalidad.
¿Es complejo llevar un restaurante vegano?
Desde un punto de vista químico, los productos de origen animal, como el sashimi o un filete, dan un tipo de satisfacción que es difícil de recibir únicamente con verduras, así que tenemos que trabajar un poco más. Hemos tenido suerte porque, desde el día en que abrimos, la gente que ha entrado en nuestro restaurante se ha interesado por lo que hacemos y se ha sorprendido al no encontrar solo la clásica tostada de aguacate en el menú, sino cosas que ni siquiera sabía que eran veganas. Fue como compartir nuestra filosofía con ellos.