¿Cuándo empezó su carrera?
Abrí el estudio en 2006, pero empecé mucho antes. Nada más terminar la carrera trabajé en la Facultad de Arquitectura del Politécnico, en un laboratorio multimedia donde investigábamos y experimentábamos con formas de comunicarse utilizando diferentes idiomas. Lo más interesante es que invitábamos a artistas, filósofos, personalidades del mundo literario... Aprendí mucho con este enfoque multidisciplinar y me gusta considerarlo el comienzo de mi carrera.
¿Ha influido este enfoque también en su práctica laboral?
Absolutamente. Ha marcado mucho mi forma de trabajar. Por ejemplo, en mi estudio actual hay diseñadores que trabajan en proyectos de interiores, gente que proviene de academias de bellas artes que trabajan en el aspecto visual, pero también personas que escriben, que tienen formación en humanidades. Este enfoque multidisciplinar es extremadamente importante para mí, porque me centro mucho en el lado conceptual de mis proyectos y una narrativa en profundidad y la comunicación son parte integral de ese proceso.
¿Busca la inspiración con el mismo enfoque multidisciplinar?
Sí. Una de mis principales fuentes de inspiración es el arte, un mundo que me gusta especialmente. Pero creo que para hacer este trabajo es fundamental que prestes gran atención a todo lo que te rodea, a todos los elementos que componen el tiempo en el que vivimos. Leer un libro, ir a un concierto para ver cómo evoluciona la música, ver exposiciones y espectáculos de teatro. Toda esta simbología te da una visión, un bagaje cultural que luego trasladas a tus proyectos de una manera muy instintiva.
¿Hay algo que haya llamado su atención últimamente?
Un libro que acabo de empezar a leer, Inclusiones: Estética del Capitaloceno, de Nicolas Bourriaud [2022, ed.]. Habla de la importancia del arte en la sociedad contemporánea, argumentando que en el futuro necesitaremos cada vez más figuras pertenecientes a mundos diferentes y con visiones que converjan en la construcción de los escenarios posibles. Hasta ahora hemos razonado demasiado sobre la base de compartimentos estancos, especializándonos hasta el punto de impedirnos tener una visión profunda de la realidad.
Quizás porque cuando las lenguas se especializan demasiado se pudren...
Exactamente, se vuelven estériles, se repiten, porque no hay intercambio, que es lo que trae el enriquecimiento cultural. Hay algo que siempre intento hacer: colaborar en cada proyecto con un escritor que pueda aportar cierto contenido intelectual, un artista que pueda contribuir con una pieza de arte, un experto en materiales... Por no hablar de todo el mundo de la interactividad y de la tecnología digital. El mundo es cada vez más complejo y al crear una sinergia entre los diferentes sectores del conocimiento, se obtienen proyectos mucho más interesantes.